Dolores Leis

"No importa cuán lentamente avances mientras no te detengas"

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EL MUNDO

Avanza mayo y El Loco se acerca al final de su viaje. Cada paso recorrido es una huella que perdura en su interior.

Es valor, sabiduría, plenitud.

Como todo final conlleva un inicio, un nuevo ciclo que se abre frente a él, frente a ti, frente a todos los que, como él, se atreven a seguir el sendero.

El Arte de la Cultura de este mes está dedicado a EL MUNDO, una carta que nos habla de cierres y aperturas, estás últimas siempre favorables y positivas. Viajes, cambios personales y profesionales… Si el Arcano XXI te visita, ten por seguro que algo muy bueno está por llegar a tu vida.

Tengo la revista en mis manos y el mismo cosquilleo de emoción que sentí la primera vez me recorre la espalda. Da gusto leer a los compañeros, su visión, su conocimiento, su sentir por EL MUNDO.

GÉNESIS forma parte de esa visión, ese conocimiento, ese sentir. Es mi poema y espero que, al leerlo, también forme parte del vuestro.

Recordad que podéis recibir la revista de manera gratuita en vuestro correo electrónico, tan sólo debéis solicitarlo al siguiente email:elartedelacultura879@gmail.com

A continuación enlace para que podáis disfrutar del contenido completo de El Arte de la Cultura n° 22, dedicada a EL MUNDO.

El Arte de la Cultura 22.pdf

LA SUMA SACERDOTISA

Portada El Arte de la Cultura 20

Con un par de días de retraso, el viernes salió un especial de la Revista El Arte de la Cultura, os invito a disfrutar de este número conmemorativo por el Mes de la Mujer, en él podréis leer bellos textos, poemas y entrevistas a personas relevantes del mundo cultural. De nuevo he tenido el placer de colaborar con Gabriela Tanner y dejar mi granito de arena en tan magnífica publicación. En esta ocasión como tema central LA SUMA SACERDOTISA.

A continuación os dejo mi poema y os invito a descargar este número tan especial y recordad que podéis solicitar que os la envíen de manera gratuita en el correo: elartedelacultura879@gmail.com

La Suma Sacerdotisa. Tarot del Círculo Sagrado

CONFÍA

Junto al pozo

blanco y plata envuelven el silencio.

Cierra los ojos,

percibe los sueños,

nueve meses de versos

se invierten al anochecer.

En el canto de un cisne,

la muerte del presente

tiende un puente a lo desconocido.

Tiempo de soledad,

conectar con el centro de la vida,

dar luz al creciente lunar

grabado en tu frente.

Más allá del bullicio

te ocultas mujer sabia

adormecida entre los sauces.

¡Escúchate!

Todo el conocimiento alojado

en el germen de la sangre.

Tu voz interior

dará forma al camino.

Dolores Leis Parra

Os dejo la Revista en PDF para que podáis descargar y disfrutar de su lectura completa:

ENTRE OLAS Y RECUERDOS

Imagen: archivo de internet

Como todas las mañanas desde hacía más de un año, Pedro miraba al mar. Dejaba vagar su azulada mirada por el gris espumoso que aquel otoño le devolvía su oponente.

Cuando la familia anunció que le ingresarían en una clínica de reposo (eufemismo de geriátrico), él solamente puso como condición, para no resistirse al internamiento, que dicha clínica estuviera situada junto al mar; y con presteza, no fuera a ser que el viejo cambiara de opinión, sus dos hijos y la única nuera, sin molestarse siquiera en preguntar por qué un campesino de la Castilla más profunda, acostumbrado al polvo y la sequía pretendía pasar lo que le quedaba de vida en un entorno tan distinto, encontraron aquel lugar lejano, a muchos kilómetros del pueblo, dónde él podía morir en paz, y ellos vivir sin las ataduras que un anciano torpe y algo demente les ocasionaba.

―Verá cómo le gusta padre. – Dijo el mayor, mientras la esposa y el hermano, asentían aliviados.

Lejos, a muchas millas de distancia, sus ojos cansados se fijaron en un carguero que partía lentamente la superficie marina; mejor admirar lo que la naturaleza le ofrecía antes que regresar a ciertos momentos del pasado.

Las manos arrugadas trataban de liar un cigarrillo, su mente le decía como hacerlo, aunque la artrosis en los nudillos no se lo ponía fácil. Pero él, incansable, con la constancia que dan los años de trabajo en el campo, de levantarse antes que el sol y regresar cuando este ya se ocultaba, luchaba con las hebras de tabaco que trataban de escapar cada vez que sus dedos intentaban dar una nueva vuelta al papel de fumar.

―Tenga, señor Pedro.

El enfermero había abierto la puerta con sigilo, siempre era así, formaba parte de su trabajo perturbar en el menor grado posible a los residentes, observador indiscreto de su torpeza, le tendía cómplice un cigarrillo rubio, Fortuna, por más señas, aquella marca que, como buen fumador de negro, siempre percibió afeminado. Lo cogió desafiante; tantos años cargaba a las espaldas que ni fumar le habían prohibido.

―Es la hora de su medicina. Aquí se la dejo ―en el interior de un mini vasito de plástico una pastilla de color azul―, no olvide tomarla que sabe que luego le cuesta mucho dormir.

Dormir, miró al joven vestido de blanco, viendo en él la cara sería y contenida del hermano mayor.

―No te apures Miguelón. Tendré cuidado de no despertar a padre.

―No sé cuántas veces le he repetido que no soy Miguelón. Joaquín, me llamo Joaquín.

Y el hermano/enfermero abandonó el cuarto dejando a Pedro en su eterno mirar hacia el mar, rumiando recuerdos precisos que no deseaba recordar y memorias imprecisas que se escapaban como agua entre los dedos cada vez que una sonrisa trataba de retenerlos.

Se vio de niño, débil, asustado ante los gritos y palizas presenciadas. Pequeñas lecciones, decía su padre, para que madre no olvidara quien mandaba en aquella casa. Y él, Pedrito huía a su habitación, su mente en perpetua lucha. Salir, defender a quien injustamente era agredido o salvaguardar escondido bajo la cama, su propia integridad. Aquella lucha se prolongó durante años, ganando siempre la batalla el temor al dolor, odiándose por la cobardía de que hacía gala. Pero aquel verano sería distinto, ambos progenitores, por primera vez tras años de desencuentros, se pusieron de acuerdo en algo. Aprovechando el parón del colegio decidieron enviarle un mes a Valencia, junto a un tío pescador. Allí, frente al desconocido mar, encontró por primera vez en su corta vida, la paz. La adolescencia. con su lucha emocional, presagia enemigos difíciles de vencer, un cuerpo demasiado desgarbado para resultar atractivo, un rostro al que aflorar espinillas sin jabón natural que las venza, un pelo lacio que se engrasa con demasiada facilidad y litros y litros de agua caliente resbalando por su cuerpo entre gritos de “Niño que no nos regalan el gas y el agua”.

No sería el primer amor quien sembrara la paz en su alma, tampoco el segundo ni el tercero. Ni siquiera el de aquel que prometía la felicidad eterna y que no paso de un purgatorio light. En los años que duró aquel matrimonio que, como bien dijo el cura, no se disolvió hasta que los separó la muerte. Y ahora, lo que algunos perfilaban como castigo era su mayor recompensa, porque el mar, su mar estaba ahí enfrente, calmando y serenando el espíritu, consiguiendo que los recuerdos le hicieran sonreír y agradeciendo la vida pasada pues sin ella, ese hermoso futuro no se habría labrado para él.

El cigarrillo cayó de sus labios y el enfermero que desde el pasillo, como una sombra, vigilaba al anciano acudió presuroso a recogerlo no fuera a suceder una desgracia. Vio serenidad en el rostro de don Pedro. Los ojos cerrados, los labios en eterna sonrisa y la luz descansando sobre las manos juntas, semejando un dios repartiendo milagros a sus devotos. Y tardo el joven un rato en entender que estaba solo, que el señor Pedro se había marchado fundido en un remanso de paz.

La misma paz que tardó tanto en encontrar y que cuando halló, con la satisfacción de vencer adversidades y llegar al final de camino, le hizo anhelar los gritos de su padre, los de la esposa, las agrias discusiones entre el hijo y la nuera. No pudo su viejo corazón con tanta paz y maldiciendo ese mismo mar que antaño fue cobijo de su alma, no evitó la muerte que con huesuda mano golpeaba el cristal para llevarle con ella.

―¿Descansaré en paz? ―Preguntó susurrante mientras abría la ventana para facilitarle la entrada.

―Descansarás. ―Susurraron las olas al verle marchar.

Dolores Leis Parra

Relato incluido en la revista digital CORAZÓN LITERARIO (N° 8, Julio 2013)

Fotografía: portada original de la publicación

EL ARTE DE LA CULTURA

Tengo la alegría de colaborar con la Revista El Arte de la Cultura que desde la Comuna de La Reina edita Gabriela Tanner. Es una revista bimestral que puedes solicitar al correo «elartedelacultura879@gmail.com» y que recibirás de manera gratuita.

En esta ocasión el tema elegido es «Los Enamorados» carta relacionada con el amor, el equilibrio y la armonía, que también marca una época de decisiones y cambios asociados a ellas.

Arcano VI Los Enamorados

REGRESIÓN

Desaprender lo aprendido, desandar los pasos.

Ir de la meta al inicio, del Mundo al Loco.

Desprenderse de lo impuesto,

de los tesoros heredados,

de las palabras nunca dichas.

Cometer errores,

nuevos, por supuesto, no vale repetir.

Aprender de lo desaprendido y andar lo desandado

en busca de la nueva senda.

Volver al principio con la inocencia del Loco que te habita

y en más de una ocasión has querido asesinar.

Desaprender, desandar,

partir desde el viento al agua, del agua al vientre,

del vientre a la matriz, de la matriz al óvulo y el esperma.

Dejar nuevas huellas, borrarlas para no perderse.

Viajar del Mundo al Loco y después, renacer.

Dolores Leis Parra

Podéis descargar y leer la revista completa en el siguiente enlace:

POSESIÓN

Imagen: archivo de internet

I

Porque es tu sino nadar en dos vertientes

se cumple el dicho

la clandestinidad aumenta el deseo

y te convences de que no existe el pecado.

II

Tardaste décadas en descubrir

que eres dueña de tu cuerpo,

perder el pudor,

dejarte arrastrar por el placer del sexo

sin que tus gemidos

te etiqueten como puta.

III

La oscuridad es una buena aliada

para dar forma a otras manos.

Miles de muertos se engendraron

sobre un lecho vacío.

Dolores Leis Parra

Segundo poema incluido en el número 110 de la Revista Co.incidir (Enero 2024)

Enlace para acceder a la revista completa https://coincidirnuevas1.blogspot.com/

CO.INCIDIR

María Alicia Pino (Malicia), destacada poeta chilena y editora de Co.incidir, me honra publicando algunos de mis poemas en el nuevo número de su revista, cuya temática se centra en «Realidad y misterio».

Editar una revista, física o digital, conlleva mucho tiempo, trabajo y dedicación, mantenerla vigente en el tiempo es toda una hazaña. Con una larga trayectoria a sus espaldas -la revista alcanza su edición 110- ser seleccionada para colaborar en ella es un orgullo y vaya mi agradecimiento por incluir en sus páginas una muestra de mi poesía.

Son tres los poemas de mi autoría seleccionados. Os dejo la bella postal que enmarca el primero: Genética.

Desde el blog os invito a adentraros en sus páginas, accederéis al contenido completo pinchando el enlace que se muestra a continuación: https://coincidirnuevas1.blogspot.com/p/coincidir-110.html?fbclid=IwAR1zjk9zBaghphbEMn19W3bNTnMC6ltbSAE4PsM5Mp65IfHODx4LOO-pBg8

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