Dolores Leis

"No importa cuán lentamente avances mientras no te detengas"

Archivar para el mes “septiembre, 2014”

Aeropuerto

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No necesitas despertador. La noche ha sido un sinfín de sobresaltos para evitar quedarte dormida. Quince minutos antes de que la alarma suene, ya estás en pie, ahogando en agua fría las últimas lágrimas, peinando la maraña de despertares que se enredaron en el cabello.

Vuelo (…) destino (…)

Clavas la vista en el café, que ya frío, refleja el agotamiento de tu mirada. Apuras el vaso y te levantas, empujando con desgana la maleta hacía la salida.

Hoy también te faltó valor para levantar el vuelo.

Dolores Leis Parra 

 


 

Breves

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Hoy, pasada la media noche soy todo tacto.
Manos que sujetan manos,
que acarician manos,
que añoran manos.

¿Puede la lluvia hermanar ciudades o personas?

Seis renglones tachados cubren la cuadrícula del cuaderno, no consigo escribir nada coherente.
Tinta azul que oculta las únicas letras que no debo pronunciar, las que contiene tu nombre.

Cuatro días de una vida.
Cuatro manos.
Dos miradas.
Mil palabras.
Millones de sonrisas.
Cuatro días y una vida.
Ni un día más.
Ni una vida menos.

¿Cómo escribir el deseo, la necesidad, las manos enlazadas, los besos con lengua, los besos sin lengua, su lengua en tu piel, su piel en tus manos…

– Disculpe señor pero debe marcharse, el olfato me dice que alguien se está enamorando en esta cocina.
Y cerró con tanta violencia que el corazón quedó atrapado en el quicio de la puerta. Ni dentro, ni fuera.

Dolores Leis Parra

Reflejo

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Cuando se mira al espejo ve dos personas tan iguales, tan distintas… Tan distantes.

Una busca la felicidad, si es menester, hasta debajo de las piedras. Encuentra agua en el desierto y luz en la más oscura de las noches.

La otra duda por todo y ante todo. Llora en el silencio de la noche; bajo el agua de la ducha; se esconde de un reflejo que no la comprende.

Cuando ambas se funden crean un volcán de sentimientos; una sonrisa sincera; la timidez oculta tras unos pantalones vaqueros y un jersey de lana.

Todos la conocen, pero nadie, nunca, la vio desdoblada.

Su yo que duda jamás sale de casa, tiene tanto miedo a no ser comprendido que se guarda bajo llave, escondido de aquellas miradas que huyen de un ser triste.

Personas que le preguntan si la tristeza se contagia.

Dolores Leis Parra

Me libre el destino

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Me libre el destino de la perspicacia de un niño,

del ruedo embarrado de una falda,

del sombrero de copa de Fred.

 

Me libre el destino de una casa en el lago,

de fantasmas, monolitos y replicantes,

de ojos que buscan la errata y el error.

 

Me libre el destino de la ausencia, de la distancia,

de las luchas clandestinas,

del poder en tu mirada.

Dolores Leis Parra

Una linda sonrisa

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Hubo gemidos, roces y sudor. También el sonido de la cama que quería ocultar el deseo del amor prohibido… Y luego silencio.

Alargó la mano para coger un cigarrillo. Hacía años que habías dejado de fumar pero el olor del tabaco te trajo recuerdos que resultaban molestos; es por eso, que con suavidad lo retiraste de sus dedos antes de que lo encendiera, dejándolo sobre la mesilla que había junto a ti.

― Quiero que me prometas dos cosas.

Te pusiste sobre el costado derecho, la cabeza apoyada en la mano tras flexionar el codo, con la otra dibujabas bucles entre el vello cano que cubría su pecho. Te sonrió con esa sonrisa que tanto te gustaba, pero no dijo nada. Nadie promete algo sin saber primero de que se trata.

― Prométeme que no pasará un solo día, sin que me des los buenos días o las buenas noches. O las dos cosas…― callaste, él asintió sin dejar de sonreír.― Y prométeme también que te enamorarás de una mujer que te haga feliz.

Se le congeló la sonrisa y se velaron sus ojos. Suave pero firme te empujó hasta quedar sobre ti, era irresistible el deseo de besarle.

― Lo último no voy a prometerlo, pero mi mensaje será lo primero que veas cada mañana al despertar y lo último antes de ir a dormir.

 

Queda un mensaje mudo en la bandeja de entrada, nadie pulsa el enter. Un fugaz recuerdo, la primera y única vez que compartieron algo más que café.

Eras un cadáver con una linda sonrisa.

Dolores Leis Parra

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