Hubo un tiempo en que el mundo se desmoronaba sobre ti,
un tiempo de sueños inalcanzables y muerte lenta.
Aprendiste que la noche no alumbra a todos por igual,
que por una triste jugarreta del destino, tu estrella vaga errante en el infinito.
Reemplazaron los sueños otros sueños, que marcaron episodios felices del camino
consciente de tus defectos en un mundo, donde siempre prima la perfección.
Ahora, desde la imperfección que te hace pequeñita en un reino de titanes,
desafías a la vida tomando las riendas del presente y del futuro.
Y son cientos las estrellas que iluminan tu noche.
Y otros tantos los sueños que te quedan por cumplir… y cumplirás.
Y sumarás momentos felices a los habidos en el pasado.
Y restarás lágrimas a los años que te quedan por vivir.
Dolores Leis
Es curioso pero no te sientes extranjera. Lo fuiste hace meses en esa localidad que de puro tuya se escapaba entre los dedos. El largo vuelo, la múltiples escalas, te han convertido en ciudadana del cielo; vecina en un país bañado por el Pacífico, un océano que pensabas existía sólo en los libros de geografía y al que ayer miraste de frente.
No te sientes extranjera, no entraste en pánico. Suave fluyen las mañanas de sol en esta ciudad con nombre de mujer que pintaron lluviosa y gris… Un penar: no hubo Aeropuerto, tan sólo unas cartas lanzadas al viento que guarda celosamente un archivo de word.
Mi aeropuerto fue coger ese avión. Volar en «Libertad».
Dolores Leis