Dolores Leis

"No importa cuán lentamente avances mientras no te detengas"

HELADO DE CHOCOLATE Y MOJITO

Con muchas ganas de pasarlo bien, tomamos la liebre rumbo al Festival Womad Chile 2024, que se celebraba, al igual que otros años, en la Plaza de la Paz, comuna de Recoleta.

Llegamos con todo el calor a Cerro Blanco. En un puestito, junto a la boca de metro, preguntamos cómo acceder y nos aprovisionamos de sendas botellas de agua, el tapón de la mía se negó a girar, al contrario que yo, mi amiga es decidida y solicitó a un caballero que esperaba la micro que nos ayudara, tras varios intentos se la pasó a un segundo y ahí sí, pude vencer las altas temperaturas con un gran sorbo antes de continuar.

Miento si digo que no esperaba un recinto mayor, pero el entorno no desmerecía ni el espacio elegido, ni la propuesta del festival.

Íbamos dispuestas a aprovechar el tiempo, no sólo escuchando y siendo espectadoras de talleres y conciertos, también degustando todo aquello que estuviera a nuestro alcance, entiéndase del bolsillo, por algo habíamos renunciado a alargar la noche para invertir el dinero del Uber en viandas y copete.

Un lugar emblemático junto al Cementerio General, tal vez el artífice de la calma que se adivinaba en cada paso -soy fanática de los cementerios, no puedo evitarlo-; un hermoso parque dónde estaba instalado uno de los escenarios (los otros lo harían en la propia plaza y a los pies del cerro), feria de artesanía y carritos de comida… Y el bar, por supuesto, tres barras de cerveza y combinados repartidas de manera estratégica y que, junto a un Wine bar, ostentaban la exclusividad a la hora de vender alcohol en el recinto.

Sentadas en un gran cojín de los muchos repartidos por el césped, bebimos un par de cervezas al ritmo de la percusión que en vivo inundaba el parque; escuchamos emocionadas a la cantautora e intérprete de música tradicional Andrea Andreu, cuya voz y sentimiento nos puso los bellos como escarpias.

La tarde declinaba, el calor se hacía más llevadero mientras calles y escenarios se llenaban de nuevos paseantes.

Helado de chocolate y mojito para despedirnos del festival, mientras la rapera Wallmapu MC Millaray enardecía al público con sus letras sobre la lucha, el feminismo y la tierra. Mucho Newen («fuerza» en mapuche) durante su actuación.

Womad 2024. Una organización impecable (todos los eventos iban en hora, algo muy de agradecer en un país donde la impuntualidad es norma generalizada), un entorno tranquilo y agradable, buenas vibras y disfrutar de cosas tan sencillas, tan al alcance de la mano, como un parque asfaltado de verdor, buena música y mucha, mucha conversación.

Dolores Leis Parra

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